Mis primicias para el Señor

La entrega de las primicias era una fiesta especial del pueblo de Israel, la cual consistía en traer a la casa de Dios los primeros frutos de la cosecha, los cuales eran utilizados para el sustento de los hombres de Dios, los sacerdotes que trabajaban en el Templo a tiempo completo para sostener la obra del Señor. Esta fiesta de las primicias servía como un recordatorio a los israelitas de la provisión de Dios.

Los israelitas debían reconocer que Dios los había rescatado de la esclavitud en Egipto y les había proporcionado un lugar para vivir y cultivar cosechas (Deuteronomio 26:1-11), los creyentes de la actualidad debemos reconocer que Dios nos rescató de la condición en la cual vivíamos y nos ha dado una vida mejor.

La entrega de las primicias requería que los israelitas trajeran “una gavilla por primicia de los primeros frutos” que cosechaban cada año al sacerdote (Levítico 23:10). Una gavilla es un manojo o un racimo de granos cosechados. Luego, el sacerdote tomaría la gavilla y la agitaría ante el Señor al día siguiente del sábado. El mismo día, todos los israelitas debían sacrificar un cordero de un año sin defecto como ofrenda quemada y dar una ofrenda de alimentos de grano, aceite y vino (Levítico 23:11-13).

A los israelitas no se les permitía comer ninguna de las cosechas hasta el día en que la primera porción fuera llevada ante el sacerdote. Las primicias pertenecían a Dios, y el pueblo de Israel reconocía a Dios como la fuente de sus cosechas y su provisión en general (Levítico 23:14). Lo mismo es ahora, dar nuestra primicia a Dios es reconocer que todo lo que recibimos es por su misericordia y reconocemos que el trabajo o la fuente de ingreso que tenemos ha sido provista por Dios, el dador de todo lo bueno para sus hijos.

Amados hermanos, queremos que todos sean bendecidos, por tal razón, le invitamos a dar a Dios la primicia de sus bendiciones, tome este mes de enero como la primicia de todas las bendiciones que va a recibir durante el año, sea fiel a Dios dando su ofrenda y diezmo y verá la bendición del Señor -conforme su fidelidad en reconocer que lo que recibimos es porque Él nos ayuda para tenerlo. Dios es fiel y sus promesas son verdaderas para los que le creen y dependen de su propósito para su vida.
Aclaro, no es obligación, pero si abre la puerta de la bendición de Dios.

Francisco Valdizón

Pastor General

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