Cuando Jesucristo estuvo con sus discípulos les enseñó que toda tarea asignada debe realizarse, Él mismo dio el mejor ejemplo al cumplir la tarea que el Padre le había asignado: buscar y salvar lo que estaba perdido.
Jesús trabajó fuertemente para cumplir su tarea, no fue fácil, pero nunca desistió hasta que dijo al Padre: “Consumado es”, es decir, hecho está, he terminado la tarea que se me encomendó.
A todos los que le hemos aceptado y recibido como nuestro único Señor y Salvador, también nos ha encomendado una tarea, la cual es para todo cristiano evangélico. Él nos ordenó: Id por los caminos, las plazas, las colonias, las calles de la ciudad y tráelos para que se llene mi casa. (San Lucas 14: 21-23) Nosotros también tenemos una tarea asignada, traer por lo menos una persona al Templo antes que este año termine, para lo cual solo faltan 32 días.¿Será que podremos cumplir la tarea? Desde luego que sí, si todos nos proponemos en hacerlo, invitemos a familiares y amigos a venir al Templo, vecinos y compañeros de trabajo, nuestra tarea es traerlos, la del Espíritu Santo convencerlos a reconocer a Cristo como único Señor y Salvador de sus vidas.
Cumplamos con nuestra tarea y traigamos a cuantos podamos al Templo, Dios nos premiará por ser obedientes a su mandato, al cumplir la tarea que se nos asignó, porque todo lo que hacemos por la causa del evangelio trae recompensa para nuestras vidas.
Amados, no nos cansemos de invitar a los amigos a venir al templo, la tarea es difícil, pero puede hacerse si trabajamos pensando en honrar a Jesús.
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