La llenura del Espíritu Santo se reconoce como la experiencia en la cual una persona que busca de Dios experimenta: Una verdadera transformación, una mejora de su relación con Dios, lo que permite un legítimo crecimiento, un desarrollo de los dones espirituales para la edificación de la iglesia en general. Además, la llenura del Espíritu Santo debe ser un anhelo para cada creyente, tomando el ejemplo de la iglesia del primer siglo que estaban todos en un mismo sentir y la mano de Dios se movía de una forma especial sobre la vida de cada uno de ellos.
Los creyentes de la iglesia primitiva, al ser llenos del Espíritu Santo, aprendieron a depender únicamente de Dios, eso les permitió ver los milagros, prodigios y maravillas que Dios estaba haciendo en todo Jerusalén, en Judea, en Samaria y hasta el último rincón de la tierra que la iglesia pudo llegar con el mensaje de la palabra de Dios. Y así como la iglesia primitiva fue llena y vieron las maravillas de Dios, Él desea que nosotros podamos disfrutar de sus misericordias cada día y disfrutar de su llenura.
En la actualidad, estamos viviendo tiempos difíciles, en los cuales, la condición de la iglesia en general es fría y distante a Dios y es porque hemos contristado al Espíritu Santo. Tenemos el gran desafío de romper esas barreras que se han creado y nos distancian de su presencia, regresar a ese deseo de estar cada día con Él, convertirlo nuevamente en el primer lugar de nuestras vidas. Porque el deseo de Dios para su pueblo siempre ha sido que sus hijos estemos cerca, pero nosotros mismos nos hemos distanciado.
Amados hermanos, como juventud del Templo Betel, en esta semana, tanto en el Templo Central como en las Filiales, les hemos motivado a tomar ese desafío de: Buscar la llenura del Espíritu Santo, como iglesia necesitamos cada día ser llenos de Él y continuar predicando la Palabra del Señor en cada lugar que nos sea posible, porque no podemos negar que Cristo viene pronto, y regresa por una iglesia consagrada, llena de su poder y que dependa absolutamente de Él.
Damos gracias, en primer lugar a Dios, por cada uno de los jóvenes de nuestra iglesia, nos llena de alegría ver como Dios les utiliza para compartir su Palabra, gracias a los padres, por permitirnos ser parte de la formación espiritual en la vida de sus hijos/as, creemos que llegarán a ser grandes hombres y mujeres del Señor. Gracias Templo Betel, por ser una familia en Cristo que brinda un espacio para que nuestros niños, adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos, podamos buscar de Dios y dejar que Él guíe nuestras
vidas.